Anarquismo social o anarquismo estético

[1]​ Ante este panaroma el historiador Murray Bookchin que evolucionó a lo largo de su vida desde el marxismo hacia el socialismo libertario, se muestra profundamente crítico con la corriente anarquista posmoderna, y lo expresa en su libro anarquismo social o anarquismo personal publicado en 1995, justo cuando dicha corriente empezaban a difundirse, especialmente entre sectores de grupos de jóvenes libertarios.

[3]​[4]​ La obra critica varias corrientes que han ganado impulso en las últimos años dentro del movimiento antiautoritario, entre ellas las corrientes primitivistas, neomísticas e individualistas, y critica a algunos de sus representantes como John Zerzan, David Watson o Hakim Bey, denunciandolos por perder el aspecto social y organizativo para transformarse en un comportamiento nihilista postmoderna o un objeto de consumo.

Destacan por parte de los anarquista individualistas Pierre Proudhon y William Godwin cuyas opiniones tienden a libertad individual y negativa que se opone a las instituciones sociales revolucionarias de masas.

[3]​[5]​ Según el autor en Europa y Estados Unidos, los anarcoindividualistas realizaron actos terroristas lo que generó la reputación de movimiento violento del anarquismo.

[3]​[5]​ Se muestra en desacuerdo con Jean–Jacques Rousseau, Bookchin opina que las personas no nacen libres, autónomas ni independientes.

[3]​ El autor argumenta que el anarquismo personal se manifiesta por medio del nihilismo posmoderno, el misticismo, la antitecnología y el primitivismo.

[3]​ En este capítulo el autor estudia la revista Fifth Estate que publica principalmente artículos primitivistas, prerracionales, antitecnológicos y anticivilizatorios.

Critica el autor esta revista por invitar a los anarquistas al misticismo con artículos en donde se llama a «proyectar el círculo mágico, entrar en un trance de éxtasis, deleitarse en la brujería», Todas estas creencias que a través de los siglos se han asentado en las sociedades tribales y religiosas, y contra las que la razón ha tenido que luchar.

Expresa que las mismas máquinas podrían liberarnos de molestos trabajos para dedicarse a actividades más divertidas.

[3]​ Dice el autor que los antitecnologías buscan cambiar el capitalismo por la tecnología como la causa del daño ambiental.

El autor basado en estudios científicos opina contrariamente a los primitivistas, dice que la vida de nuestros antepasados eran cortas y duras.

Critica al anarquista primitivista John Zerzan según el cual fue positivo la falta del lenguaje, escritura, herramientas, y otros atributos de la civilización.