Durante el año 1834 también se fueron formando batallones carlistas, siempre organizados por antiguos oficiales, en las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya.
Debido a esto, Vitoria se convirtió en un enclave isabelino en territorio carlista.
Las cosas pintan muy mal para los defensores que se defienden valientemente y hacen más de 40 muertos a los atacantes.
También se coge prisioneros a 120 de estos voluntarios o francos peseteros.
Tras esta derrota Zumalacárregui decidió marchar a Vizcaya, con la intención de sitiar Bilbao, lugar en el que moriría por las heridas causadas por un disparo.