El rey de Castilla destruyó en gran parte el Palacio Real de Valencia (el Real fue incendiado por las tropas castellanas) y, el reino de Valencia se reconcilió con el rey Pedro IV de Aragón, con el que mantenía unas tensas relaciones a causa de lo sucedido en la Guerra de la Unión, cuando los valencianos hicieron bailar al rey y la reina por la fuerza entre otros sucesos.
Fruto de este reencuentro, el rey concedió algunos honores a la ciudad y reino de Valencia, la Real Señera Valenciana coronada sobre franja azul, y el derecho a portar una L mayúscula (dos) a ambos lados del escudo (un rombo con las cuatro barras del rey, sobre él la corona real y el murciélago o "ratpenat" propio de las armas valencianas) que significan Leal Lealísima, resaltando la resistencia y lealtad al no ceder ante los castellanos.
Estos símbolos se pueden encontrar en distintos documentos no solo relacionados con la ciudad de Valencia.
Desde Sagunto hicieron hogueras avisando al castellano, que se encontraba en el Grao, y que levantó el sitio y envió una compañía a cerrar el paso a las tropas aragonesas.
Las correrías del castellano siguieron por otros lugares de Valencia.