Sus tropas habían tomado La Mamora, Tánger, Larache y finalmente, Arcila en el año 1691.
En el año 1694 encomendó al gobernador Alí ben Abdalá la conquista de Ceuta.
Los sitiadores tomaron la Plaza de Armas y los sitiados que no pudieron cruzar el puente levadizo perecieron en el enfrentamiento o al arrojarse al foso intentando escapar.
El marqués inició una expedición victoriosa contra los sitiadores, que se retiraron hacia Tetuán.
[3] El asedio continuaría, con varios combates, hasta la muerte de Muley Ismaíl en 1727.
La zona de la Almina, que hasta el principio del asedio estaba prácticamente deshabitada, comenzó a ser poblada.
Por otra parte, una de las consecuencias más notables del asedio fue la progresiva pérdida de los rasgos portugueses en Ceuta: la moneda y la lengua portuguesa fueron reemplazadas por la moneda y la lengua castellana.