[5] La composición de esta pieza se cree que pudo desarrollarse entre 1757 y 1761, cuando el compositor tenía 29 años.
En esta época Haydn trabajaba al servicio del conde Carl von Morzin en la corte de Lukavec.
En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[6] Hartmut Haenchen a favor;[7] Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster).
No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.
No obstante, el resultado final es típico de Haydn en su vigor y cordialidad como es habitual en el maestro austríaco.
El parecido se refleja en su carácter motivacional y en pasajes como el interludio en modo menor escrito exclusivamente para violines.
El segundo movimiento, Andante, está en re menor, en compás de 2/4 y responde a una forma ternaria.
El desarrollo, aunque es simplemente un largo pedal de dominante, pasa en su segunda mitad al modo menor, sobre un motivo que recuerda el cierre del Andante.