La importancia industrial de la simulación para una sociedad tecnológicamente avanzada solo se puede entender poniéndola en perspectiva histórica.
En realidad, esto se extendía a la mayoría de avances tecnológicos: otro ejemplo es la historia del automóvil.
Por un lado, hay un sistema cuántico A que resulta difícil o imposible de controlar y que está descrito por un Hamiltoniano HA cuya resolución es enormemente costosa mediante un superordenador clásico digital.
Conociendo la analogía matemática entre HA y HB y controlando los parámetros del Hamiltoniano HB, al medir experimentalmente el estado final del sistema B se resuelve, por analogía, el sistema A para el conjunto de parámetros que se desee.
En una entrevista con Materia, Serge Haroche, premio Nobel de Física de 2012, explicaba que la simulación cuántica pone “átomos o fotones en una forma determinada e imita su comportamiento en un objeto sólido real, pero a escala diferente.
Lloyd mostró que esto es cierto para la clase de sistemas cuánticos conocidos como locales.
Posteriormente, esto se ha extendido a clases más amplias de sistemas cuánticos.
En particular, la tecnología de las redes ópticas se considera la más avanzada para simulación cuántica analógica, mientras que con trampas de iones se han logrado los resultados más ambiciosos para simulación cuántica digital.
[12][13] La simulación cuántica se ha aplicado hasta ahora fundamentalmente a problemas de física del estado sólido.