A pesar de estar descontextualizados, ofrecieron información sobre la riqueza del sedimento.
Las excavaciones se llevaron a cabo, en primer lugar, en la pared oriental, erosionada de forma natural.
Contra este se halló otro cúmulo de sedimento en posición horizontal que data de unas fechas un poco más recientes: entre los cuarenta y cuatro mil y los cuarenta mil años.
Las intervenciones posteriores -hasta 2019- han remontado la cronología del yacimiento a unos ciento treinta mil años.
Las técnicas de datación y, en concreto, el análisis del polen, han revelado también una capa vegetal que indica unas temperaturas frías y húmedas que aún no habían alcanzado la gran helada del Heinrich 4.
[8] La profusión de restos fósiles de diferentes animales (así como la industria lítica del Musteriense asociada a los Neandertales) es abundante: lince, gato montés, hiena de las cuevas, lobo, zorro, leopardo, puercoespín, tejón, caballo, rinoceronte, uro, asno silvestre, ciervo, cabra hispánica, murciélago, conejo, liebre, erizo, lagarto ocelado (típico aún hoy del Cabezo Gordo) y tortuga (cuya concha se piensa que fue utilizada por los Neandertales como una especie de cuenco).
Por otro lado, los restos de fauna marina son escasos, pero sí se han encontrado una vieira y un berberecho.
Esto sumado al hallazgo de varios hogares en el interior del yacimiento demuestra que los Neandertales ya dominaban muy bien el fuego, aunque no todos los alimentos se los comían cocinados.
En cuanto a los útiles líticos, la musteriense es la única cultura paleolítica del sitio arqueológico.
Las herramientas eran talladas en sílex, cristal de roca, calcita, mármol y cuarzo.
Todos estos materiales forman un conjunto con presencia de elementos levallois hechos mediante lascas y con retoques en algunos filos.
[10] Es un acontecimiento multitudinario al que acude cada año gente de todo el globo terráqueo.
No obstante, las obras quedaron detenidas por el Ayuntamiento de Torre-Pacheco sin vistas a continuarlas en un futuro cercano.