En el extremo norte, vierte sus aguas hacia las salinas de Ambargasta la cañada Cajón.
Estas sierras poseen un clima «subtropical continental», de tipo monzónico, con una marcada amplitud térmica diaria, partiendo en la llanura desde el árido al semiárido del cordón mismo.
[17] Entre mayo y octubre presenta una marcada estación seca, con precipitaciones nulas en el invierno, el cual es frío en las noches, con mínimas absolutas de hasta -5 °C.
Estos pobladores han alterado buena parte del ecosistema, talando sus especies maderables, y con el característico sobrepastoreo de su rebaño caprino,[18] especie especialmente eficaz en acceder a recursos inaccesibles para otro tipo de ganado doméstico, como trepar árboles, bajar ramas, y subir a cornisas y filos, haciendo que sean pocos los microhábitats que quedan libres de sus dientes.
La fauna silvestre no se salva de la misma problemática que aqueja a la flora, siendo muy perseguida por los mismos pobladores, como simple divertimiento, recurso proteico o para eliminar a los predadores de sus animales domésticos.
A la llegada de los colonizadores españoles las sierras estaban habitadas por amerindios sedentarios y agricultores, el sector norte era ocupado por parcialidades tonocotes, mientras que el sector sur formaba parte del territorio de los sanavirones.
[20] En la vertiente oriental se ubican las localidades de Lomitas Blancas y Santo Domingo.
Estas sierras presentan atractivos turísticos, especialmente para la observación de naturaleza, campamentismo, treekking, etc.