Se ubica a 36 km del centro de Madrid.
En el siglo XII, Alfonso VIII da al obispo Alderico, de la catedral de Sigüenza, una heredad cerca del Jarama y del Tajo, que después cambia el rey con el obispo por un molino en Berlanga.
La villa se repuebla a mediados del siglo XV, durante el reinado de Juan II, que para mantenerla hace merced a sus vecinos de la mitad del término de Las Espartinas; donación que luego confirma su sucesor Enrique IV.
A mediados del siglo XIX, la villa tenía contabilizada una población de 708 habitantes.
El incendio fue calificado como una de las mayores catástrofes medioambientales en el país desde el hundimiento del Prestige en la costa gallega.