Serlo II de Hauteville

Más tarde, en el año 1060 se encontraba en Calabria, cuando fue nombrado teniente por otro de sus tíos, Roberto Guiscardo.

Llegaron otros cien soldados normandos de refuerzo, consiguiendo así derrotar a los sarracenos.

Se las arreglaron para subir a la cima plana de una gran roca, donde lucharon hasta el último hombre.

Confiando en el presunto amigo, se dirigió a la razzia sarracena, casi desarmado, acompañado de varios camaradas, pensando que la batalla terminaría con una victoria relámpago.

Después de una resistencia valiente, en la que consiguió hacer estragos entre sus enemigos, el caballero cristiano finalmente cayó.

Las leyendas posteriores cuentan que los sarracenos se comieron su corazón para incorporar su coraje y que enviaron la cabeza al sultán Tamim ibn al-Mu'izz, quien lo hizo desfilar, clavada en la punta de una pica, en las calles de Mahdia.