La técnica le aportó pingües beneficios monetarios, aunque ya tenía cierta fortuna cuando la comenzó a aplicar.
En la actualidad, sin embargo, sus esfuerzos y reputación han sido rehabilitados en parte.
En 1895, a la edad de 29 años, Voronoff adquirió la ciudadanía francesa.
[4] El dinero le permitió comenzar a realizar experimentos de trasplantes en animales.
Bostwick, además pasó a trabajar como su asistente de laboratorio en el Collège de France en París, y por lo tanto se convirtió en la primera mujer en ser admitida en dicha institución.
Aunque "no lo presenta como un afrodisíaco", admite que puede incrementarse el deseo sexual.
Voronoff también especulaba que este tipo de trasplante puede ser beneficioso para personas con "dementia praecox", la enfermedad mental denominada actualmente esquizofrenia.