Hay, además, una versión posterior a las notas manuscritas, ésta ya mecanografiada en una máquina eléctrica, formada por sesenta y dos páginas.
La notas manuscritas corresponden a seis folios doblados por la mitad en donde se hallan los capítulos numerados.
Esta carpeta contiene, además, notas correspondientes a Los detectives salvajes, Llamadas telefónicas, La literatura nazi en América y Estrella distante.
[6] En el prólogo del libro Juan Antonio Masoliver Ródenas apunta que no se puede hablar de la obra de Bolaño como una obra fragmentada.
Para Bolaño escribir es como alimentar a los cerdos, pues no se desperdicia nada.
Y a propósito, escribe Patricio Pron (esto, quizá, está relacionado con el título “Movimiento perpetuo” de Masoliver Ródenas): “pocas literaturas son más reacias a adoptar una rigidez estuaria que la de su autor, Roberto Bolaño”.
[11] Es decir, que toda la literatura de Bolaño rechaza constantemente el hecho de estarse quieto, todas las obras se dispersan en otras obras, se cambian y adquieren nuevos valores como fragmentos-borradores y otros más como obras finalizadas que convergen en otras y así sucesivamente.