Más del 80 por ciento de los hombres con seminomas, teratomas o carcinomas embrionarios sobrevive 5 años o más.
La enfermedad tiende a estar localizado solo en los testículos, aunque en un 25 % de los casos se pueden diseminar hacia los ganglios linfáticos.
Se ha propuesto que las proteínas POU2AF1[3] y PROM1[4] pueden servir como marcadores tumorales.
[5] En años recientes, estos tumores han demostrado sensibilidad dramática tanto a la radioterapia y a la quimioterapia citotóxica.
En casi todos los casos se requiere una orquiectomía, es decir, la remoción del testículo afectado.