[4] Sin embargo, una de las principales distinciones entre los seres humanos y otras especies es nuestra confianza en el aprendizaje social para adquirir comportamientos.
Para que el conocimiento y el comportamiento cultural persistan a lo largo de múltiples generaciones, los humanos necesitan tener la capacidad de adquirir, retener y transmitir información cultural.
En un estudio que comparó niños y chimpancés jóvenes, se demostró que, cuando se les da una demostración sobre cómo recuperar una recompensa de una caja, los chimpancés copian el comportamiento relevante, mientras ignoran el comportamiento irrelevante, para resolver la tarea.
Mientras tanto, los niños imitarán fielmente el comportamiento relevante e irrelevante para resolver la misma tarea.
[4] Michael Tomasello sugiere que las siguientes tres adaptaciones son necesarias para cultura humana: Alrededor de los 9-12 meses, los bebés comienzan a manifestar la atención conjunta.
Debido al aprendizaje imitativo, los niños copiarán aquellos actos intencionales que no tienen un efecto perceptible en el resultado,[5] así como acciones extrañas o no naturales cuando haya métodos más fáciles disponibles.
[8] Según Tomasello, el aprendizaje imitativo es necesario para aprender las convenciones simbólicas del lenguaje.
Al hacer esto, el niño debe poder tomar la perspectiva del orador.
Según Joseph Henrich, la variación entre grupos se mantiene mediante los siguientes cuatro mecanismos:[4] La transmisión conformista se refiere al sesgo psicológico para imitar preferentemente los comportamientos de alta frecuencia en el grupo cultural.
Esto homogeneiza el grupo social y refuerza las normas culturales ampliamente sostenidas.
Al imitar solo a aquellos individuos de alto prestigio que son similares, el imitador evita adoptar rasgos o comportamientos que no son compatibles con su conocimiento o entorno social.
Como consecuencia de ser castigados, los no conformistas van a tener menos éxito que otros miembros del grupo.
Documentos sobre el tema sugieren que este tipo de castigo es frecuente en muchas sociedades diferentes.
Joseph Henrich describe los tres mecanismos a través de los cuales ocurre este proceso:[4] La inundación demográfica se produce cuando uno o más grupos culturales reproducen los individuos más rápido que otros grupos en la región debido a ideas o prácticas estables transmitidas culturalmente.
Se ha sugerido que así es como los primeros agricultores desplazaron a las sociedades de cazadores-recolectores.