Estas primeras mutualidades atendían incluso a víctimas de catástrofes y cubrían los gastos funerarios.
se crearon los collegia funeraticia, un antecedente del seguro de decesos actual.
[3] Dado que en la sociedad romana los rituales fúnebres tenían gran importancia, estas asociaciones aseguraban a sus miembros una sepultura digna.
Funcionaban de manera similar a las cofradías cristianas que surgirían más tarde en la Edad Media, otro concepto considerado antecedente.
Las coberturas básicas abarcan el tratamiento del cadáver, el traslado en coche fúnebre, el féretro, el sudario y los gastos de inhumación e incineración.
Como su nombre indica, se caracteriza por un pago único adelantado, que garantiza el servicio funerario del asegurado de por vida.
La edad necesaria para contratar este servicio es a partir de los 65 o 70 años.
[8] Las primas periódicas permiten pagar el coste del seguro a plazos (mensual, trimestral, semestral o anual).