[1][2] El seguimiento lo puede realizar el mismo médico o equipo sanitario que ha iniciado el episodio de atención, o derivarlo a otro más próximo a la residencia del paciente.
Se aplica tanto en atención primaria (centro de salud, domilio del paciente), como en atención especializada (consultas externas, ambulatorios, hospitales de crónicos).
[3] Durante el seguimiento el paciente también recibe actividades médicas preventivas, diagnósticas, terapéuticas o rehabilitadoras para comprobar y favorecer que haya una evolución correcta.
También influye la historia natural de la enfermedad, así como los recursos sanitarios humanos y materiales disponibles.
Según el tipo de problema de salud atendido, el seguimiento puede ser individualizado (ejemplo: curas postquirúrgicas, controles analíticos, ajustes farmacoterapéuticos) o colectivo (ejemplo: terapias de grupo, preparación al parto, etc) para favorecer la reinserción del paciente en su vida familiar, social y profesional.