Secretario de Estado (Antiguo Régimen en España)

Con la instauración de la dinastía Trastámara a mediados del siglo XIV, aparecen las primeras menciones a los secretarios, como los escribanos que actuaban en el ámbito más privado y personal de los monarcas.Así destacan en el reinado de Enrique II a Miguel Ruiz y en el de Enrique III a Juan Martínez del Castillo.[10]​[11]​ Desde el comienzo de este sistema a finales del siglo XV, y al margen de los miembros que formaban parte de cada Consejo —los consejeros—, los secretarios privados del Rey (al principio sin ningún tipo de jurisdicción ni facultades precisas) adquirieron el mayor poder de influencia en las decisiones políticas y administrativas, puesto que eran los que enlazaban al Rey con los Consejos, asesorando a estos últimos y ejecutando su voluntad; resumiendo para el Rey el asunto de la consulta planteada por el Consejo respectivo; anotando la decisión del monarca y redactando, de acuerdo con dicha decisión, la resolución del Rey para ser comunicada al Consejo.Además, atendían la correspondencia diaria de los Consejos, preparaban los documentos con sus órdenes y despachaban las peticiones dirigidas al Rey.Además, tampoco existía entre los secretarios reales ningún tipo de jerarquía ni distinción.Los Reyes Católicos despachaban con seis o siete secretarios, cuyos sueldos estaban en torno a los cien mil maravedíes, aunque acumulaban más cargos y prebendas –además de otros ingresos ilegítimos–, lo que les hizo acumular verdaderas fortunas.Cumplieron, sin embargo, un papel fundamental en la organización de la Monarquía Hispánica.Por su parte, cada Consejo tenía sus propios secretarios, dependientes de aquel y con funciones limitadas a los asuntos de la competencia del Consejo respectivo, con lo que no tenían necesariamente acceso directo al Monarca ni asegurado el privilegio de despachar con él.[15]​[18]​[19]​[20]​ Esto le permitió al Secretario de Estado actuar más allá de la mera ejecución de la voluntad real, pues, al disfrutar de confianza del Rey, estaba autorizado para aconsejarle y orientar esa real voluntad,[21]​ sin que en ningún momento pudiera a aspirar a imponerse formalmente sobre las instancias administrativas oficiales, ya que ni por nacimiento, ni por título podía pretender tal cosa, pues no procedían de la alta nobleza y/o alto clero, sino de la media y baja nobleza y del patriciado urbano.[27]​[28]​ La derrota y muerte del rey portugués Sebastián I en la batalla de Alcazarquivir, en 1578, permitieron al Rey español optar al Trono Portugués.A fin de presionar en este sentido y afirmar sus aspiraciones, se organizó una campaña militar liderada por el propio Rey, lo cual requería dejar en Madrid personal de su confianza para garantizar un gobierno estable.Dado que la actitud del monarca hacia Antonio Pérez era de desconfianza, su caída se hizo inminente.[29]​ No obstante, el Rey depositó su confianza en su secretario personal, Mateo Vázquez de Leca, quien por este hecho comenzó a intermediar en la relación entre el Monarca y el Consejo de Estado, lo que debilitó la influencia del Secretario de Estado.Esto supuso que el Secretario de Estado quedara limitado a tareas burocráticas y sin influencia de acción política sobre el Rey.Previamente, el Secretario, además de elaborar dictámenes y resúmenes para el Consejo y de redactar las consultas planteadas por aquel, por medio del despacho a boca con el Rey, se encargaba de presentarle las consultas (respecto de las que podía expresar sus recomendaciones al monarca) y, finalmente, redactando la respuesta del Rey para el Consejo y demás personas e instituciones afectadas por las reales decisiones.Esto no obstante, hay que precisar que la sustitución no se hizo extensiva a las labores más burocráticas, pues los validos se limitaron a suplantar al Rey en la toma de decisiones y en la comunicación verbal con el Secretario, pero no en el despacho escrito, que fue asumido por personal de su estricta confianza, dado que su despacho directo con el Rey había supuesto la desaparición del secretario privado del monarca.Por ello, y al efecto de dotar al Rey de una mayor visibilidad en el plano político, pero sin que el valido pierda la exclusividad en la intermediación entre el Rey y el resto de instituciones, se va a retomar la figura del secretario privado, a fin de que impulse la labor burocrática que los validos no habían asumido respecto al manejo de papeles, como la elaboración, enmiendas o resoluciones a cartas o documentos.Para lograr esto, el Conde-Duque de Olivares encargó la labor de despachar con el Rey a un único secretario, a fin de garantizar un mejor control sobre ambos, y cuya elección quedaría en sus manos, asegurándose así poder filtrar la información que llegaba al Rey.[44]​[45]​[46]​ No obstante, el Consejo de Despacho en ningún caso puede considerarse antecesor del Consejo de Ministros, puesto que era un organismo asesor en el que no había reparto de competencias entre sus miembros y que fue disuelto en 1715.Los secretarios de Estado y del Despacho tenían acceso privilegiado al monarca teniendo despacho «a boca» con él, lo que significaba, resolver y decidir con el rey, así como poner por escrito esas resoluciones verbales para darles curso.
Retrato del político y militar de origen irlandés Ricardo Wall (1694-1777), que fue teniente general del ejército español y Secretario de Estado y de Guerra durante el reinado de Carlos III de España. Lluce la venera de la Orden de Santiago, de la que era caballero, y la cruz y la banda de la Orden de San Jenaro.