La secadora seca insuflando aire previamente calentado a través de los granos.
Al pasar por los granos, este aire los calienta, por lo que deben ser enfriados antes de almacenarlos.
Esta humedad de equilibrio es diferente en cada especie y varía con la temperatura del grano.
[2] El tiempo que se puede almacenar con seguridad un grano es inversamente proporcional a su humedad y su temperatura.
Estas son también las humedades a las cuales se comercializan habitualmente los granos.
El calentamiento del aire se realiza mediante quemadores en caso de usar combustibles líquidos o gas.
En instalaciones antiguas también era usual el uso de hornos alimentados por leña o carbón.
En granos destinados a semilla no debe superar los 45°; igual criterio se sigue en cebada cervecera destinada a fabricación de malta (no se debe olvidar que el grano es un organismo vivo).
Granos destinados a la molienda se secan con temperaturas del aire hasta unos 90°.