Sebastián de Miranda Ravelo

En Caracas se estableció como comerciante de lienzos.

En sus inicios, la familia Miranda era económicamente modesta y vivía dentro del grupo socialmente discriminado de colonos canarios sin título de nobleza o blancos de orilla llegados a Caracas que, en costumbres, trato y nivel, formaban un núcleo aparte de los blancos criollos o mantuanos, los blancos españoles y los pardos.

Ya en aquellos tiempos existían roces y conflictos sociales que empezaron a crear un problema de gobernabilidad para las autoridades coloniales, que además tenían que aliviar las secuelas negativas de la presencia de la Real Compañía Guipuzcoana que monopolizaba las transacciones comerciales en la provincia de Venezuela.

Su nombramiento produjo un fuerte rechazo del estamento social conocido como mantuano, sociedad compuesta de blancos criollos, descendientes de españoles, reflejo todo ello de conflictos sociales y raciales latentes.

El rey Carlos III ordenó a los caraqueños que se le permitiera a Miranda el uso del uniforme y del bastón, por considerársele hidalgo, lo cual ocurrió en 1772, cuando su hijo Sebastián Francisco ya llevaba un año fuera de Venezuela.