En la plaza ante la iglesia se halla la Cruz de Término y, a un lado, el Hostal del Santuario.
El portal, en medio de la austera fachada, repite la fórmula del frontón triangular sostenido por dos columnas estriadas con capiteles dóricos sobre macizas pilastras.
[3] El año 1505, Bernat Casas, vecino y labrador de Matamargó, de camino hacia Biosca paró a rezar y en aquel momento se le apareció la Virgen y le preguntó cómo iba la peste que había por toda la comarca desde hacía tiempo.
Finalmente, le dijo que hacía años que se había perdido la devoción a la Virgen y le mandó que hiciera construir una Iglesia para alabar a Dios y a su madre.
En el siglo XVI la devoción popular perdió tanto interés que el administrador, mosén Arcís Chaparral solicitó a Elisabet de Josa, señora de la baronía, ayudas para la construcción del hostal y la casa.