Se encuentra en la falda del Serradero, muy cerca de Nájera, en el valle del Yalde, y ofrece un mirador de la Rioja alta gracias a su ubicación y altura.
Su origen surge del culto a Santa Coloma, aunque su historia en nuestros días no es clara.
Santa Coloma tiene tres establecimientos religiosos dedicados a su culto en La Rioja.
Para este último fueron los monjes que acudieron a restaurar el cenobio quienes trajeron las reliquias de la Santa francesa.
Además, el culto a Santa Coloma de Sens se difundió rápidamente en la Iglesia visigoda, adquiriendo mayor importancia que la devoción a la Santa de Córdoba.
El Monasterio de Santa Coloma, enclavado en la villa del mismo nombre, fue restaurado por Ordoño II en el año 923 tras su reconquista.
Un monumento obra del escultor Miguel Ángel Sainz conmemora este hecho en la plaza de la Convención.
Se encuentra cubierta por bóvedas de crucería estrelladas sobre arcos apuntados.