La población de Santa Catalina disminuyó rápidamente, ya que para 1583 solamente quedaban en él unos 500 habitantes.
Posteriormente las encomiendas fueron quedando vacantes y para 1701 todos los indígenas del pueblo pagaban tributo a la Corona.
Sin embargo, en la visita que efectuó a la localidad el gobernador don José Antonio Lacayo de Briones y Palacios se encontraron únicamente siete, para un total de veintisiete habitantes.
Se desconocen la fecha y las circunstancias en que finalmente fue abandonado el pueblo, pero al parecer lo que se hizo fue repartir a sus escasos habitantes entre Tres Ríos y Orosi.
SÁENZ CARBONELL, Jorge Francisco, El rey Garabito, defensor de la libertad, San José, Imprenta Nacional, 2017.