Veremundo de Irache

A los doce años, hacia 1032, fue admitido en el monasterio de Irache, donde su tío Muni era abad.

El rey Sancho Garcés IV de Pamplona otorgó numerosos privilegios al monasterio, con las donaciones de tres iglesias, doce monasterios y seis villas, dominios que su sucesor Sancho Ramírez amplió.

El papa Alejandro II, a quien había llegado la fama de santidad del abad, los aprobó.

Esto provocó una disminución del favor real hacia Irache, ya que los recursos y privilegios se destinaron ahora a la nueva ciudad.

[1]​ Para atender a los peregrinos, el santo brotó vino de una fuente que había cerca del monasterio.

Un grupo de peregrinos había llegado en el monasterio y Veremundo los recibió.

Veremundo, dolido por tanta indiferencia hacia las maravillas que Dios había creado, exclamó diciendo "¡Veré mundo!".

Sepulcro de San Veremundo en el Monasterio de Santa María la Real de Irache .