Abdón y Senén
Sus crónicas, escritas en su mayoría antes del siglo IX y por el beato Santiago de la Vorágine en su Leyenda Áurea,[5] los describen como ciudadanos persas y caballeros que, por ser cristianos, ejercían como enterradores.Los azotaron con plomadas y estando desnudos en el anfiteatro les soltaron tres feroces leones y cuatro osos, los cuales se lanzaron a sus pies.El juez Valeriano, atribuyendo este milagro a artes mágicas, ordenó que los mataran allí mismo, por lo que se les llevó ante una imagen del sol donde se los degolló.En Roma se veneran los restos en la basílica de San Marcos, cerca del Capitolio.La llamada Santa Tumba fue motivo de peregrinaje durante la Edad Media.