Fue el encargado de dirigir los procesos inquisitoriales contra Giordano Bruno,[1][2] Galileo Galilei y Fulgenzio Manfredi,[3] entre muchos otros.Se propuso seguir la vida religiosa, pero recordando las enseñanzas de su piadosa madre, que le había enseñado cuán efímeros son los honores del mundo, quiso optar por una comunidad donde no pudiera ser nombrado obispo ni cardenal.En sus últimos años se centra principalmente en obras devotas y espirituales, entre las que sobresale su Comentario a los Salmos, del que se hicieron 30 ediciones y 3 réplicas a los teólogos venecianos donde advertia al teólogo fray Paolo Sarpi (1552-1623) de un inminente ataque.Intervino en el proceso inquisitorial romano contra Giordano Bruno (1548-1600), que duró ocho años.[8] En 1616, el Santo Tribunal hace un análisis de la teoría heliocéntrica, que ya había sido expuesta en 1542, en la última obra de Nicolás Copérnico, y que empezaba a tener mucha fama en el ámbito científico, filosófico y teológico.El papa Paulo V le pidió que volviera a Roma, donde se hizo cargo de la Biblioteca Vaticana.El cardenal Jorge Mario Bergoglio era el titular de esa cátedra cardenalicia cuando fue elegido papa en 2013.
Declaración más abundante de la doctrina cristiana
(1598),
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obra escrita por Roberto Belarmino por orden del papa
Clemente VIII
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