Esta es la famosa Biblia del oso, cuyas revisiones son actualmente las más leídas en español.
Tras varios destinos alternativos, desde 1956 hasta 1978 volvió a tener uso religioso siendo ocupado de nuevo por los Jerónimos.
Conjunto arquitectónico en que están representados básicamente los estilo gótico y mudéjar.
Las pinturas que se encuentran son murales al fresco con decoración y lacerías mudéjares.
Además, el conjunto se decora con grutescos y líneas doradas que ennoblecen sus trazas.
La tabla, obra de gran calidad atribuida a Cristóbal de Mayorga, aparece enmarcada por columnas torsas y capiteles corintios siguiendo los esquemas habituales en el primer tercio del siglo XVII.
Así, esta decoración clasicista venía a imponer silencio a este pasado, y sus formas de tradición italiana proclamaban el nuevo estilo que se irradiaba desde El Escorial.
En ella aparecen alegorías de la Justicia, la Caridad y la Concordia, virtudes para el buen gobierno.
El refectorio se sitúa en un espacio rectangular que ocupa el ala occidental del claustro y se cubre con bóvedas de crucería cuatripartita, apoyadas sobre ménsulas repisas.
Corresponde a la obra primitiva del siglo XIV, que sigue los postulados de la arquitectura gótica de raíz burgalesa tan frecuente en Sevilla, tal como muestra la propia fábrica y las ventanas que dan al claustro, y que sin embargo, al exterior se rematan con arcos polilobulados de tradición almohade.
Sobre los muros de arquitectura ascética y espíritu cisterciense, los monjes jerónimos desplegaron un amplio programa decorativo e iconográfico a finales del siglo XV.
El resto del espacio arquitectónico se completa con una decoración heráldica, despiece de sillares, baquetones, friso con cardinas y otras molduras fingidas, y cenefas que subrayan los perfiles de la arquitectura real.
Concluida la exposición San Isidoro del Campo deja abiertas sus puertas al público permanentemente en horario de miércoles a domingo.