Allí mismo se construyó la primera iglesia dedicada a él en la ciudad.
Su veneración debe ser muy antigua, y su nombre se halla ya en el Martyrologium Hieronymianum.
El culto de Ginés se expandió rápidamente desde Arlés a otras partes del Imperio.
Su culto llegaría pronto a la propia Roma, donde se construyó una iglesia titular.
Más adelante, una mayor confusión ayudó a crear una leyenda totalmente ficticia, en la que era un comediante que se había convertido al cristianismo mientras representaba una sátira anticristiana, tras lo cual fue decapitado, dando lugar al santo Ginés de Roma.