La ermita cae en el olvido durante siglos y ya en los años cincuenta del siglo XX se redescubre, en pésimas condiciones y con parte del ábside derruido por el derrumbe de una roca.
En la reforma del siglo XII se le elimina la cubierta de madera original, sustituyéndola por una bóveda de cañón y redondeando el ábside, que cuenta con tres ventanas saeteras.
[2] La entrada original se abría en el lado sur de la nave, pero tras la reforma de 1953 está cegada y se abre en el lado norte.
Al igual que en sus obras, predominan cuatro colores: rojo, ocre, blanco y negro, y se realizan con trazos negros que posteriormente se rellenan.
En el muro oeste se halla la pintura que más llama la atención.
Se ve a la Virgen María sobre fondo ocre en una mandorla sostenida por cuatro ángeles.
A los lados aparecen unas figuras que podrían ser Ramiro Garcés y su esposa, reyes del Reino de Viguera.