Asimismo, hay que destacar que en el Monte Jato, la montaña bajo la cual se ubica San Cipirello, se asentó una comunidad griega de la antigüedad llamada Iaitas.
Previo a la fundación de San Cipirello, el territorio fue habitado de forma discontinua y llegó a recibir varios nombres durante la Edad Media.
Para entonces, no existe un gran centro poblado, sino unos caseríos pertenecientes a feudos distintos.
En vez de reconstruir el pueblo en el mismo sitio, el gobierno da el visto bueno para dar uso a un terreno más estable: el del actual San Cipirello.
La idea no era crear un pueblo nuevo, sino trasladar el ya existente; el resultado fue contrario de lo esperado.