Se le describió como la "eminencia gris de toda la organización, el que llevaba las riendas, ya fuera en cuanto a la eliminación de enemigos como en las decisiones estratégicas para mover las drogas.".
viajaba constantemente a Marsella, Tánger, Gibraltar, Malta, Milán y Génova, todos ellas plazas cruciales en el circuito internacional del Mediterráneo.
Ello llevó a que aparecieran los primeros indicios de lucha contra la mafia por parte del Estado.
La Comisión fue disuelta y muchos de los mafiosos que habían escapado del arresto huyeron al extranjero.
El control sobre el comercio cayó en manos de unos pocos fugitivos: los primos Greco, Pietro Davì, Tommaso Buscetta y Gaetano Badalamenti.