Cancemi hizo acusaciones controvertidas sobre la connivencia del primer ministro Silvio Berlusconi y su mano derecha Marcello Dell'Utri con la mafia, las cuales no han sido corroboradas.
En la cárcel Tommaso Buscetta se hizo cargo del recién iniciado Cancemi.
Casi 20 años más tarde, cuando Cancemi se reunió con Buscetta en 1993, confesó que él había estrangulado personalmente a 2 hijos de Buscetta en 1982, a petición de Totò Riina.
Cancemi se opuso a la estrategia terrorista y temía por su vida porque había mostrado su disconformidad.
Cancemi dijo a los fiscales que la idea de bombardear objetivos en la península italiana en 1993 había sido ‘sugerida’ a la Cosa Nostra ya que la organización no tenía suficiente ‘criterio’ para seleccionarlos de forma autónoma.
Riina y Provenzano le dijeron que habían encontrado contactos políticos a través de los cuales las cosas podrían mejorar y la legislación con respecto al severo régimen carcelario del Artículo 41-bis sería cambiado.
[3] En 1996, Cancemi declaró que Silvio Berlusconi y su mano derecha Marcello Dell'Utri estaban en contacto directo con Riina, quien ordenó los atentados que mataron a los magistrados antimafia, Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.