Salterio anglo-catalán

Se sitúan en la etapa final del románico, cuando la gran oleada filobizantina que invadió la Europa occidental vive uno de sus momentos más álgidos.

Sin embargo, estos talleres representan al mismo tiempo un capítulo renovado y seguro de sus posibilidades que, sin olvido de la pauta bizantina, transforma y da nueva vida a las obras anteriores.

El discurso general de los ilustradores ingleses del Salterio triple glosado anglo-catalán depende de otros manuscritos, también ingleses, que interpretan básicamente el modelo proporcionado por el Salterio carolingio conservado en Utrecht, obra que ejerció una importante influencia en la miniatura inglesa de los siglos X y XI.

Los primeros cuatro folios del libro se han iluminado a toda página.

Se hace hincapié en los temas principales que, relacionados con la encarnación del Mesías, prefiguran la Redención, y se confiere particular importancia a las historias de los reyes magos y a aquellas escenas que profetizan o simbolizan la muerte de Cristo, como la Presentación en el templo o la Matanza de los santos inocentes.

Sin embargo, a partir del folio 5v el enfoque varía y los salmos se convierten en los verdaderos protagonistas del discurso figurativo, asistimos a una concatenación de imágenes de difícil y enigmática lectura.

Abandonamos el territorio de los episodios autónomos y bien conocidos para penetrar en una visión más compleja del fenómeno religioso.

Comienza con lo que Victor Leroquais llamó prólogo del Salterio: 8 miniaturas extraordinarias a página entera.

A excepción del último folio 93r, las miniaturas de estos salmos fueron dibujadas íntegramente por el taller inglés, siendo Ferrer Bassa el encargado de dar color a las imágenes del siglo XII.

Ferrer Bassa, activo en Barcelona en el segundo cuarto del siglo XIV, habría iniciado su carrera hacia 1315 o 1320.

Actualmente puede ser considerado como el pintor más destacado del italianismo catalán.

Ahora bien, el conocimiento de la más opulenta y creativa pintura del Trecento italiano no impidieron a Ferrer Bassa embarcarse en la prodigiosa aventura que implicaba el reciclaje de unas miniaturas del siglo XII.

Sin embargo, la monumentalidad y carácter de algunos personajes ingleses no dejaron indiferente a Ferrer Bassa, que aprovecha asimismo otros recursos, ideas y composiciones que le ofrecían los viejos maestros de finales del siglo XII desde las mismas páginas del Salterio.

En el registro superior se advierte todavía la convivencia del dibujo inglés y del manto cromático de Bassa, mientras que en el inferior, las historias de David y Saúl ejemplifican el estilo, liberado del dibujo inglés, que corresponderá en exclusiva a Ferrer Bassa y a alguno de sus seguidores más fieles.

Sin embargo, la lección inglesa no cae en saco roto y, en alguna medida, su complejidad se incorpora a la visión de la nueva época.

Destacan también algunos escenarios de marcado carácter apocalíptico o escatológico, donde vemos desplegarse las luchas de san Miguel con los seres malignos o un cortesano mundo celestial contrapuesto al caos subterráneo del Infierno.

En resumen, el Salterio fue un proyecto ambicioso que tuvo una influencia clara en obras posteriores.

Las ilustraciones bassianas descubren un panorama religioso muy rico y variado, atento a los motivos de máxima actualidad.

Las órdenes recientes tienen su reflejo concreto en el códice, que no pasa por alto otros aspectos asociados a la vida eremítica y contemplativa ni las alusiones a los clérigos del más alto nivel.

Salterio anglocatalán o Gran Salterio de Canterbury.