Sala de lectura

Aunque la función esencial de una sala de lectura no sea el almacenamiento de libros, este papel, siendo en principio atribuido al almacén, que es un espacio reservado al personal, no implica más que estanterías que ponen a disposición de los usuarios las obras más usuales (o incluso a veces toda la colección cuando el establecimiento no se equipa con almacén).

Según su tamaño, las bibliotecas pueden implicar varias salas de lectura, en cuyo caso puede especializarse cada una ellas en una disciplina.

A veces, especialmente en las salas de lectura especializadas en periódicos recientes, están disponibles sillones y mesas bajas.

Desde tiempo más reciente, las salas de lectura incluyen también puestos informáticos con acceso a sistemas integrados de gestión que permiten, en particular, consultar el catálogo y presentar una solicitud para obtener un documento conservado en el almacén.

Se dispone a veces en las salas de lectura de un espacio con aparatos que permiten hacer visibles documentos defectuosos: máquinas a leer, teleampliadoras, etc.

Sala de lectura del Congreso, en Washington
Equipo de trabajo del departamento de manuscritos de la Biblioteca Richelieu de París
Sala de lectura de la Biblioteca Universitaria de Graz, con lámparas de sobremesa