Sala Rock-Ola

Entre sus muros actuaron en directo la práctica totalidad de los grupos de ese movimiento cultural, entre ellos Aviador Dro, Alaska y Dinarama, Nacha Pop, Radio Futura, Las Chinas, Ejecutivos Agresivos, Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Derribos Arias, Décima Víctima, Los Elegantes, Los Coyotes, Malevaje, Glutamato Ye-Yé o los Hombres G, así como de otras ciudades (Siniestro Total, Danza Invisible, Loquillo y los Trogloditas…).

Los propietarios, entre los que estaba Jorge González Bellier, encargaron la gestión del local a Pepe Ugena, Juan Ruiz "El Gitano" y Paco Martín.

Ambos intensificaron esa línea y convirtieron a El Jardín en el centro de la Nueva Ola.

En El Jardín dieron sus primeros conciertos grupos como Tos (que luego serían Los Secretos), Mamá, Mermelada, Los Nikis, Los Elegantes o Parálisis Permanente.

Jorge González Bellier también tenía otra sala de fiestas llamada Top Less (anteriormente llamada Picadilly), donde durante años y hasta hacía poco actuaban Tip y Coll, situada junto a la Avenida de América.

En ocasiones estas preferían tocar dos días consecutivos en el Rock-Ola, con su escenario bajo y su público muy próximo, antes que ir a pabellones deportivos.

A la vez, desde el principio se hizo común ver en alguna de sus barras a las más notorias personalidades de este movimiento cultural: cineastas como Pedro Almodóvar, fotógrafos como Ouka Lele o Alberto García-Alix, pintores como El Hortelano o Pablo Pérez-Mínguez, actrices como Bibi Andersen o periodistas como los citados arriba y, por supuesto, las grandes figuras de la nutrida escena musical local.

En estas circunstancias, a partir del mes de marzo Lorenzo Rodríguez y los hermanos Perandones van dejando la sala de manera escalonada para iniciar un nuevo proyecto, y con ellos en cierto modo se va el espíritu que había hecho grande el concepto Rock-Ola.

Se intentó levantar el Rock-Ola con grandes grupos internacionales, como The Psychedelic Furs (tres noches consecutivas en junio), o New Order, pero ya nunca volvería a ser lo mismo.

En noviembre de 1984 un incendio en los bajos del Rock-Ola (el ya cerrado Le Carrousel) destruyó el mobiliario, los equipos y archivos que ahí se guardaban.

La sala Rock-Ola nunca fue un lugar especialmente conflictivo, pero ya en la última época los problemas en sus alrededores se hicieron más frecuentes.