Unción de enfermos

[1]​ Hasta el Concilio Vaticano II, al sacramento se lo conocía con el nombre de extremaunción, puesto que solo se lo administraba in extremis, es decir, ante la inminencia de la muerte.

Los términos que usa para referirse a los enfermos (aegrogantes y languidi) son genéricos, e indudablemente no aluden a un sacramento reservado para el trance de muerte.

La administración del sacramento corresponde ante todo a los presbíteros; pero el Papa subraya que, como es natural, también los obispos tienen la potestad de ungir.

El perdón de los pecados graves no se logra mediante la unción y la oración, sino con el arrepentimiento y la confesión a los sacerdotes, que son complemento de la unción.

A partir del siglo VIII, con la Reforma carolingia, la unción de los enfermos experimentó un cambio profundo en diversos aspectos.

Se enumeraron las partes del cuerpo que debían ungirse, imponiéndose los rituales que prescribían siete unciones: ojos, oídos, nariz, labios, riñones (pecho), manos y pies.

El cambio más profundo con respecto a la época precedente se debió a que la reforma carolingia vinculó la unción de enfermos a los moribundos, poniéndola en estrecha relación con el viático y, sobre todo, con la penitencia de los enfermos de muerte.

Afirmó que debía administrarse al final de la vida y la llamó expresamente "extrema unctio".

El Aquinate concibió la extremaunción como sacramento de curación («medicina, curatio, sanatio»), pero pensó primariamente en la curación espiritual, efecto principal, al que se subordina la corporal.

Dicha unción completa la curación iniciada por medio de la penitencia y libera al hombre del reato temporal, al tiempo que borra los pecados olvidados por el enfermo [cita requerida].

Según él, la unción perdonaba todas las culpas veniales de cara a la entrada inmediata en la gloria.

La forma de este sacramento es esta: «Por esta santa unción y por su piadosísima misericordia, el Señor te perdone cuanto has cometido por la vista», y de modo semejante con los otros miembros.

Es deber de los presbíteros instruir a los fieles sobre las ventajas de recibir el sacramento y que los ayuden a prepararse para recibirlo con las debidas disposiciones.

Por su utilidad se transmite también un apunte sintético sobre la historia de la doctrina al respecto, preparado por un experto en la materia (cfr.

Al comunicarle cuanto antecede, aprovecho la ocasión para ofrecerle distinguidos respetos y confirmarme devotísimo,

Sin embargo, al realizarse encuestas a cien pastores y al mismo número de ancianos para conocer su opinión en torno al ungimiento, las encuestas y las entrevistas realizadas revelaron que en la actualidad se observa una marcada diferencia de opinión en el círculo de pastores y de ancianos, en cuanto al significado y la práctica del mismo.

'Extrema Unción', parte de los Siete Sacramentos (1445) por Roger van der Weyden .
El ministerio de curación espiritual y física desarrollado por Jesús de Nazaret y continuado por sus discípulos fue reconocido desde el cristianismo primitivo . En la imagen, Jesús cura a la mujer hemorroísa , en una representación hallada en las catacumbas de Roma .
Unción de los enfermos.
Bandeja con los recipientes para administrar los santos óleos en el sacramento de la extremaunción. Siglo XVIII .
Pequeño mueble de cristal conteniendo vasos para los tres tipos de aceite santo : el santo crisma , el óleo de los catecúmenos y el óleo para la unción de los enfermos. Los tres son bendecidos en la misa crismal, en la mañana del Jueves Santo .