Debido a la gran potencia edulcorante de la sacarina, se suele utilizar en disolución acuosa.
Es un edulcorante resistente al calentamiento y a medios ácidos, por lo que se emplea en la elaboración de productos dietéticos.
Se usa como edulcorante no calórico, y en medicina cuando está contraindicada la toma de azúcar.
Se emplea en la elaboración de bebidas refrescantes, en yogures edulcorados y en productos dietéticos para diabéticos.
Con concentraciones en la dieta (las utilizadas realmente por las personas) en las que no exista absolutamente ninguna posibilidad de que se produzca esta agresión a la vejiga, el riesgo no será muy pequeño, sino simplemente nulo.