[5] Este efecto se ha vuelto lo suficientemente considerable como para ser detectado a escala global, debido a que como casi un quinto de la población mundial vive en China, esta tiene un gran peso estadístico en términos demográficos y -sobre todo durante los últimos años- también económicos.
[5] Desde una temprana edad los padres empujan a su único hijo hacia extremos educativos mientras consienten sus caprichos; “aunque muchos de estos niños precoces pueden recitar el alfabeto inglés o leer periódicos en caracteres chinos tradicionales para cuando tienen 10 [años] sus padres con frecuencia todavía realizan tareas básicas por ellos: arreglarles el cabello, atarles [los cordones de] los zapatos, limpiarles la cola”.
[1] Un factor frecuentemente asociado con este síndrome es el de una estructura familiar del tipo cuatro-dos-uno, la cual se refiere al desdoblamiento de la tradicionalmente grande familia china en 4 abuelos y 2 padres que contribuyen a dotar a un solo niño.
[8] Se ha informado que la combinación de un extremo consentimiento con una inmensa presión para destacarse en su educación ha resultado en una limitación del crecimiento social y emocional.
Sin embargo, algunos estudios psicológicos realizados al respecto no apoyan esta visión, o, en todo caso, ofrecen resultados mixtos.