En respuesta, la pequeña y periférica Albania comenzó a reposicionarse internacionalmente, abriéndose un poco de su tradicional aislamiento político.
Así, durante la década de 1960 Albania comenzó a tener algunos vínculos comerciales con Francia, Italia y algunos Estados africanos por entonces recientemente independizados.
Poco después, en 1971, el régimen albanés normalizó sus relaciones con sus vecinos de Yugoslavia y Grecia, aunque sin mantener vínculos estrechos en lo comercial o político.
La estrictamente controlada prensa escrita albanesa, así como la radio, directamente ignoró o «boicoteó» ese importante evento.
Asimismo, posteriormente sería detenida la denominada Banda de los Cuatro y desde 1978 el país asiático comenzaría una paulatina pero imparable apertura económica, inicialmente en el vital sector agrícola y luego hacia la recepción de inversión extranjera directa en materia industrial.
La República Popular de Albania prefirió no normalizar sus relaciones con los Estados Unidos ni con la Unión Soviética.
Muchos de los denominados grupos antirrevisionistas (respecto del estalinismo) prefirieron adoptar una postura ortodoxa como la del PPSh de Enver Hoxha y condenaron el «nuevo rumbo» seguido por Deng Xiaoping, mientras que otros siguieron un camino más pragmático ante la propia apertura china.