Sheldrake publicó su primer libro, A New Science of Life: The Hypothesis of Morphic Resonance (Una nueva ciencia de la vida.
En él propuso el concepto de campo mórfico, según el cual ciertos fenómenos, biológicos —como las conductas— o físicos —como una forma concreta de cristalización mineral— se hacen más probables a medida que ocurren más veces, y una vez fijados, pueden extenderse a poblaciones o muestras que no están en contacto con la pionera.
[4] Como resultado, nuevos comportamientos adquiridos serían heredados por generaciones posteriores.
[5] Las críticas se centran en que su hipótesis es vaga e infalsable[6][7][8][9] y en que los resultados de sus experimentos no se han podido reproducir.
[10][11][12] [13][14][15] [16][17][13][8][18][19][20][21] En 1981, Nature publicó un editorial de John Maddox, su editor jefe, titulado ¿Un libro para quemar?, criticando duramente a Sheldrake: