Ruan Ji

Al parece se forjó adrede fama de borracho y excéntrico para protegerse del peligroso entorno.

A pesar de los oscuros tiempos en este periodo se consiguieron importantes logros en culturales.

Entre los intelectuales de la época había gran interés por la metafísica que se discutía en foros académicos.

Los denominados hombres sublimes (junzi 君子) dieron vida a ideas de protesta contra el gobierno injusto, ocultos tras la despreocupación, la comodidad y la pureza.

Los otros sabios eran Xi Kang su amante,[3]​ Shan Tao (山濤), Liu Ling (劉伶), Ruan Xian (阮咸), Xiang Xiu (向秀), Wang Rong (王戎).

Ruan Ji fue una de esas personas que convierten su propia vida en una obra maestra.

Ruan Ji honraba a la saga del taoísta Zhuangzi.» Además en la Historia de a dinastía Wei se dice: «la apariencia de Ji era poco común, terco y obstinado, con temperamento, orgulloso e independiente.

Otras veces se enfrascaba en sus libros y no veía a nadie durante meses.

Bebía mucho, era habilidoso silbando y le encantaba tocar el qin (琴).

Uno de sus biógrafos dijo: «inicialmente Ji intentó mejorar el mundo, pero vivió en la transición entre los Wei y los Jing.

En China hubo unos pocos Junzi (hombres puros) que trataron de protegerse a sí mismos.

Por ello Ji abandonó sus asuntos y se pasaba todo el tiempo ebrio.» Un día en la corte se hablaba de un hijo que había matado a su madre y Ruan Ji dijo: «¡Ja!

Ruan Ji replicó: «los animales y las aves conocen a sus madres pero no saben quien es su padre.

En el funeral lloró tan violentamente que expulsó un litro de sangre, no respetó el luto y en contra de lo que marcaba las costumbres morales comió carne y bebió vino.

Zhen Yu escribió: «Muchos consideran a Ruan Ji como un hombre disoluto y desmedido, pero es una opinión insuficiente...

En esa época los poderes reinantes eran crueles ... pero Ruan Ji murió de muerte natural - ¿no representa eso la sabiduría de la auto-preservación?» La tercera opinión considera a Ruan Ji como un sabio, que se adentró en el oculto arte del Tao.

Se interesaba por sí mismo no solamente para conocer la verdad, sino para buscar lo bueno y verdadero dentro de un mundo cruel e imperfecto, principalmente buscando una conexión entre el hombre y el mundo.

Ruan Ji prefiere no concretar sus personajes — usa un héroe, un ermitaño, un confucionista, un santo, un sabio — y los sitúa en la antigüedad, usando nombres geográficos antiguos.

No siempre esconde sus sentimientos tras la naturaleza, algunas veces su voz se quiebra en un grito y se puede oír la confusión y el miedo: «pierdo mi camino, ¿qué será de mi ahora?» De su vida afirmó: «Solo un momento, ¡pero como tal tristeza se esconde!» En la China del siglo III surgió un interés general por la música.

La enseñanza qin (琴) y la flauta tenían la misma importancia que la caligrafía o la lengua.

Lápida de su tumba en Nanjing.
Representación de los siete sabios del bosque de bambú.