[1] Después de que su esposo falleciera bajo extrañas circunstancias en 1959, la monarquía ruandesa duró solo dos años más, bajo la jefatura del Mwami Kigeli V y llegó a su fin en 1961.
Sin embargo, la reina continuó viviendo en Butare, Ruanda, junto con su madre y varias damas de compañía.
Luego trasladaron a los cautivos detrás del Museo Nacional y los fusilaron.
La única sobreviviente fue una pequeña niña, quién posteriormente relató la historia de la matanza.
[2] La Reina era un símbolo viviente para los tutsis, y su homicidio fue un fuerte impacto público.