[1] Es nativo de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica y otras regiones de Centroamérica, llegando a Colombia, Panamá, Venezuela y Perú.
Las flores tienen cáliz acampanado y bilabiado con pétalos rosa, lavanda o magenta.
[1] Estas alas son asimétricas e irregulares, con el fin de poder dispersarse a cierta distancia del árbol original.
El cuerpo de la semilla está formado por dos pequeños discos lenticulares soldados entre sí, también asimétricos para favorecer la dispersión con el viento.
[3] Se multiplica por semillas y es de crecimiento mediano a rápido.
Se pueden ver ejemplares en África, Asia y otras regiones como árbol ornamental.
[1] En España se cultiva en Canarias y puntos templados del litoral peninsular.
[3] Crece desde el nivel del mar hasta los 1600 m s. n. m.[4] Se adapta a diferentes tipos de suelo, incluso los pobres;[4] tolera la inundación estacional.
Las ramas se rompen con los fuertes vientos por lo que requiere posiciones protegidas.
[7] Esta especie a veces puede ser invasor, ya que es muy utilizado como ornamental y cultivado por su madera, sus semillas son dispersadas por el viento y tiene un rápido crecimiento.
Tiene duramen blanco o gris (pardo rosado claro), uniforme.
La corteza cocida se utiliza con la creencia que puede tratar la diabetes, paludismo, tifoidea y parásitos; sin embargo no hay evidencia médica que respalde estos usos.
[1] El lapachol compuesto químico que se encuentra en la planta ha sido estudiado como un posible tratamiento para algunos tipos de cáncer, el potencial de lapachol ahora se considera bajo, debido a sus efectos tóxicos secundarios.
[5] rósea: epíteto latíno que significa (‘color rojo’), por sus flores.