Desde niña tuvo el gusto por el folklore y la música tradicional peruana,[1] dejando de lado otras actividades usuales para su edad.
A los 15 años, tuvo su primera guitarra tras una larga resistencia familiar, ya que este instrumento y sus intérpretes estaban desacreditados socialmente: era sinónimo de bohemia.
[2][3] Estudió en el Conservatorio Nacional de Música en Perú, donde tuvo como profesores a Andrés Sás y Rodolfo Holzmann.
[5] En estos centros educativos, recibió influencia de destacados maestros como María Urreta, Clayton Krehbel, Fernando García y Axel Hesse.
[7] El poeta Nicolás Guillén recuerda que Rosa fue enterrada en el cementerio de la comunidad envuelta con una bandera roja.
[8] Fue reconocida por la comunidad peruana como especialista en folklore andino, compositora y arreglista,[9] así como pionera en la creación de coros juveniles.
[13] En 1960, publicó su primer álbum de música coral titulado: "Canciones y cánones".
[11] Desarrolló un vínculo cercano con la comunidad, tal es así que, a pedido suyo, fue enterrada en San Pedro de Casta.
En 1973, se unió al Movimiento Latinoamericano para la Defensa de los Derechos Humanos (MOLADDEH).