En su libro El juego de la lógica y otros escritos introdujo un juego para resolver problemas, como extraer la conclusión «Algunos galgos no están gordos» de las premisas «Ninguna criatura que esté gorda corre rápido» y «Algunos galgos corren rápido».En la segunda mitad del siglo XX, el matemático Raymond Smullyan continuó y expandió la rama de los rompecabezas lógicos con libros como ¿La Dama o el Tigre?, Alicia en el país de las adivinanzas y To Mock a Mockingbird.También hay rompecabezas lógicos que son no verbales en la naturaleza.Otra forma de rompecabezas lógico, popular entre entusiastas de los puzles y disponibles en revistas dedicadas a este tema, es un formato en el que se prepara un escenario y un objetivo (por ejemplo, determinar quién llevó a qué perro a un concurso y de qué raza era cada perro) y se da una serie de pistas («ni Rex ni Laika es el pastor alemán») para que el lector rellene una matriz con ellas e intente deducir la solución.El ejemplo más famoso puede ser el llamado acertijo de la cebra, que, dadas varias personas con diferentes gustos y mascotas, pide hallar de quién es la cebra.