Sin embargo, desde muy temprana edad adquirió un gusto por los meccanos (modelos metálicos), de allí surge su pasión por la estructura y la arquitectura.
En los sesenta, Rolando Peña fue uno de los primeros artistas venezolanos que mostró interés por los happenings, luego en el performance y posteriormente en los espectáculos multimedia.
En 1967 creó The Foundation for the Totality y realizó exposiciones, películas, happenings entre otros trabajos, donde no solo destacó su influencia sino también las relaciones sociales que tenía con Andy Warhol, quien formó parte de varios de sus happenings.
[3] Durante el año 1974, se le menciona como uno de los sospechosos en el caso de secuestro y asesinato del niño Carlos Vicente Vegas Pérez Caso Vegas Pérez.
[4] Peña comenzó a dibujar paisajes de mares negros y palmeras plateadas cuando era solo un niño.
Ese primer vestigio artístico de su niñez se mantuvo durante toda su vida.
En Venezuela (…) lo transformaron en un arma de guerra, en un elemento para penetrar y formar lo que llaman "revolución"».
Los líquidos se derramaron desde los barriles hasta caer en tres contenedores cuadrados de Plexiglás transparente colocados en el piso.
[3] En la serie titulada Santería buscó mostrar, desde su polifacética visión, un discurso iconográfico, una reflexión crítica que no se encuentra exenta de una índole lúdica e irónica con un toque de fascinación sobre la historia del hombre, el misticismo, el imaginario mediático y el culto que hacen ver una visión de mundo desborda entre lo popular y lo oculto que se expresa bajo imágenes esotéricas que trazan un discurso lingüístico del pop art: colores brillantes, varios tipos de figuras, entre otras características -todas ellas basadas en las concepciones que Andy Warhol le había enseñado.