Fue la primera escuela de ballet formalmente constituida en Venezuela y permaneció abierta hasta 1957.
El ballet, en la Venezuela de principios del siglo XX, estaba representado solamente por las compañías extranjeras que visitaban el país.
En este grupo estudiaron los que luego se convertirían en los bailarines venezolanos pioneros del movimiento balletístico a nivel profesional en el país y que llegarían a alcanzar fama internacional, como Vicente Nebreda e Irma Contreras; y otros serían parte fundamental del movimiento dancístico de Venezuela.
Entre los maestros internacionales relacionados con el proyecto de Coronil destacan: Lila Nikolska, de nacionalidad rusa; Henry Danton, británico y el checo Miro Chmelensky (luego cambió su nombre artístico a Miro Anton).
La diversidad de estilos educacionales que tuvieron al alcance los primeros alumnos venezolanos, dieron como resultado una versatilidad y amplitud de movimientos y puestas en escena que caracterizan al movimiento escénico venezolano.