Espectáculo digital

Estas nuevas interpretaciones de la música y su puesta en escena, fueron muy relevantes por lo que posteriormente conseguirían los medios digitales.

Los proyectos sonoros y musicales, habitualmente toman la forma de instalaciones interactivas o esculturas que responden a diferentes tipos de acciones del usuario, convirtiéndolos así en información visual y sonora.

[3]​ El pionero Max Neuhaus definió nuevas áreas para las actuaciones musicales mediante la puesta en escena de trabajos sonoros en áreas públicas y experimentando con el sonido en red interconectado con un tipo de "arquitectura virtual".

Entre los artistas que han explorado en profundidad los protocolos de la comunicación en la creación simultánea y interconexión de imagen y sonido, encontramos a Golan Levin, un artista, compositor, performer e ingeniero, que recibió su graduado en el MIT Media Lab, donde estudió junto a John Maeda en el Aesthetics and Computation Group.

El programa se esfuerza en establecer conexiones inherentes, "orgánicas", entre el despliegue de la música y las formas visuales.

Ping (2001) es una escultura sonora desarrollada por el americano Chris Chafe, y el suizo Greg Niemeyer.

Ping traduce el retraso temporal del flujo de datos en información auditiva a través de la información, y los usuarios pueden escoger los instrumentos y escalas o la configuración del altavoz.

Pero, irónicamente, esto también ha permitido que algunas actuaciones musicales se conviertan en simples castillos de fuegos, donde solo destacan las cualidades extramusicales del espectáculo.

De todos modos, la liberación del sonido en este periodo no solo fue estética, sino que también tecnológica, concretamente en cuanto a aquello electro-acústico y más adelante en la música electrónica.

Actualmente, la música electrónica a madurado, y los dispositivos son lo bastante veloces como para explorar las posibilidades que ofrecen los ordenadores.

Desde el los inicios de la música -obtenidos mediante evidencia arqueológica- hasta ahora, esta era reproducida acústicamente y, por lo tanto, siempre era evidente la conexión entre la actuación física (y/o vocal) del artista (como se producía el sonido).

El gran avance tecnológico en el campo de la música en directo ha sido la incorporación de contenido visual, que en los últimos años ha adquirido un peso extraordinario en los espectáculos con grandes presupuestos, donde las pantallas son el elemento tecnológico principal del espectáculo.

En segundo lugar, se ha producido una gran experimentación entre los formatos de producciones visuales en directo, que permiten ser producidos y generados en el mismo momento del concierto (esto ha permitido la aparición de los videojockey).

[9]​ Este concepto adoptado del inglés, visuals, hace referencia a todo aquel contenido multimedia visual que se proyecte en los conciertos y espectáculos en directo.

Su producción se hizo principalmente en platós y con mucha influencia del montaje.

Se trata de un software que permite al editor producir imágenes gráficas en movimiento a tiempo real.

Esto es posible mediante un software de alta complejidad tecnológica que sepa convertir los largos algoritmos en representaciones más simples interpretables por los artistas.