Se suele emplear en la coloración rojiza de productos cárnicos y en el lustrado de elementos de repostería industrial.
Debido a que es un colorante azoico puede provocar intolerancia en algunas personas que anteriormente se hayan visto afectadas por salicilatos.
[2] En el año 2009 la EFSA (European Food Standards Agency) sometió a revisión la ingesta diaria admisible (IDA) de tres colorantes alimentarios artificiales, entre ellos se encontraba la azorrubina.
[3] El motivo se encontraba en la aparición de casos de trastorno de conducta e hiperactividad infantil asociados a su consumo indirecto en alimentos que poseían este colorante.
[4] Debido a su capacidad de liberar histamina intensifica algunos de los síntomas del asma.