Rodolfo Opazo

Durante su docencia, influyó en alumnos de los años 1980 como Samy Benmayor, Bororo, Matías Pinto d'Aguiar y Omar Gatica.[5]​ Opazo tuvo dos matrimonios, el primero, con María Pía Cousiño Noé (hija de Luis Cousiño Mac Iver y de Ada Noé Pizzo), que le dio dos hijos, Rodrigo y Diego Opazo Cousiño; el segundo con la diseñadora de vestuario María Paz Romero, con la que tuvo dos hijas: Camila e Isidora Opazo Romero.[6]​[7]​ Pertenece a la generación del sesenta, junto a Roser Bru, José Balmes y otros; en sus inicios, su obra "se inscribió preferentemente dentro de la tendencia surrealista", en la línea de Roberto Matta, Enrique Zañartu y el hermano mayor de este, Nemesio Antúnez, pero paulatinamente los rasgos gestuales y su figuración evolucionaron hacia un lenguaje expresionista que se enmarca en la denominada neofiguración".Otra fuente de inspiración fue Vicente Huidobro; después comenzó un alejamiento de la abstracción y, a medida que las formas antropomorfas se acercaban más a la figura humana, apareció el blanco en su pintura.Durante los 70 inicia una serie muy significativa para él, en la que la obra más importante fue Los altares para esconderse de la melancolía".El acosamiento del hombre contemporáneo ha sido tema recurrente a partir de los años 80, donde cabezas derrotadas, rostros desencajados, bocas con la lengua afuera, dedos en los ojos o un puntapié en la cara, hicieron que las figuras blancas que por tanto tiempo fueron protagonistas de sus obras, un hombre despojado de su contingencia, dieran paso a figuras donde el cuerpo fue un receptáculo del hombre vulnerado".
Imágenes de barrio , mural en estación El Golf
El fantasma del ascensor, Valparaíso