Además de sus artículos en los diarios se conocen obras musicales inéditas como Variaciones tangueadas para ser ejecuta en orquesta y Queguay, un ballet escrito en 1935.
[2] Más conocidas son sus obras para piano, como la serie “Traspoemas” (1935-1938) y “Nocturnos rústicos” (1943) que fuera estrenada en 1952.
[3] Lagarmilla compuso también numerosos tangos, siendo los más conocidos “Sos una fiera”, dedicado a Hugo Balzo en ocasión de que éste ganara en París un concurso internacional de piano en el año 1936, y “Tango Nº 12”, instrumental, sin letra, dedicado al compositor Jaurés Lamarque Pons, y que fuera estrenado por él mismo en el año 1981 en Radio Sarandí.
Buena parte de su producción musical, que destaca por su originalidad, muestra un creador esencialmente americanista, aún sin recurrir a motivos folklóricos.
Me propuse aquella frase difícil y audaz: de espaldas al folklore hacer música que tenga acento nacional”[6] Por su libro “Eduardo Fabini.